Por opinar que no quede

Decía Steve Jobs que la diferencia hoy día no está ya entre ser progresista o conservador, está entre planteamientos constructivos o destructivos. Opinar sobre las cosas está bien, pero intentar aportar una aproximación constructiva a los problemas siempre ayuda. Publicaba hace poco  +Enrique Dans un artículo en Expansión sobre la educación. Su título fue: «Educación absurda«. En una breve columna intentaba plantear los problemas que, a su juicio, sufre la educación en España.
En el planteamiento del artículo se dice que en España se ha incrementado considerablemente el gasto por alumno, incluso por encima de los países de su entorno. Esta frase suele hacer referencia a los países de la Unión Europea. Basta comprobar algunas cifras de la OCDE para comprobar que mientras España invierte el 4,3% del PIB en Educación, la media de la Unión Europea es del 5,3% y de la OCDE el 5,4%. También se llega incluso a relacionar el drama del paro juvenil con el sistema educativo, sin llegar a hacer ninguna mención al fallo de una parte importante del sistema productivo de este país.
Se dice en la columna que «la evaluación de la calidad en la enseñanza es prácticamente inexistente». Sin embargo esto no parece ajustarse a la realidad ya que, a través de la Agencia de  Acreditación y Evaluación se somete tanto a titulaciones como al profesorado a procesos continuos de evaluación externos. Estos programas, a pesar de que tienen una fuerte componente burocrática, han contribuido considerablemente a elevar los estándares de calidad de las instituciones educativas. Algunos resultados objetivos que pueden vincularse con este fuerte proceso evaluador es el fuerte incremento que ha habido en la producción científica en este país. La propia ANECA ha impulsado incluso proceso de evaluación internos de la docencia del profesorado a través del programa Docentia, implantado con éxito en algunas universidades.
Se habla también de la ineficiencia de las estructuras administrativas. Es cierto que toda organización sufre ineficiencias, unas más que otras, pero no creo que sea algo exclusivo de la educación. En mayor o menor medida se van corrigiendo las ineficiencias, tal y como demuestra, por ejemplo, que algunas universidades españolas tengan elevados índices de productividad científica (relación entre inputs y outputs). Recomiendo la lectura del artículo «Ranking en producción y productividad en investigación de las universidades públicas españolas«, publicado por investigadores de la Universidad de Granada y de la Universidad de Zaragoza.
Respecto a la mención que se hace de los funcionarios, tan solo recomiendo la lectura de esta entrevista a uno de los científicos más relevantes de España en el panorama nacional e internacional, Avelino Corma, investigador del CSIC y de la +Universitat Politècnica de València (UPV) .
El sistema requiere mejoras, eso es cierto, pero desde una perspectiva constructiva que aporte. Termino recordando una conferencia que hizo +Enrique Dans en Valencia hace unos meses. En el transcurso de la charla mencionó que «todos sabemos que las universidades españolas no están bien rankeadas» y, como contraejemplo a lo que debería ser una universidad comentó el caso de IE University. A pesar de haber realizado diferentes búsquedas,  esta universidad no parece figurar de momento en ninguno de los principales rankings internacionales.

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