La conferencia de Richard Stallman de la semana pasada dio realmente muchísimo de si, como no podía ser de alguien así. Persona controvertida con uno planteamientos extremos pero que, de alguna manera, pueden estar apuntando hacia lo que los demás no vemos. Este post va dedicado a otro tema que fue objeto de debate durante la conferencia: el internet de las cosas.
La Wikipedia define el «Internet de las Cosas» (Internet of the Things)» como «la conexión de objetos cotidianos a internet». Es un tema que está evolucionando mucho y que ya está teniendo numerosas aplicaciones. Desde los coches conectados a internet hasta las simples bombillas. La idea es que todo acabe conectándose a la red, teniendo su dirección IP y pudiendo interactuar con los objetos a través de la red.
No pensemos en esto como algo lejano a nosotros. En cualquiera de los grandes almacenes es posible comprar a precios muy económicos «cosas» que se conectan a internet. D-link, por ejemplo, tiene una serie de dispositivos que se conectan a internet y son muy interesantes. Desde cámaras para monitorizar lo que sucede en nuestra casa cuando no estamos hasta detectores de movimiento que nos avisan cuando alguien entra en nuestro hogar.
Todo se controla desde un panel de control en el que podemos ver fácilmente cuántos dispositivos tenemos conectados y configurarlos para que reaccionen a lo que sucede. Además disponen de aplicaciones para el móvil con lo que nos pueden enviar notificaciones cada vez que suceda algo.
A mi la verdad es que el tema me atrae muchísimo, pero hay algunas cuestiones que, a raíz de la conferencia de Stallaman, se me plantean y que van más allá del interés que despierta la novedad en sí. Temas como privacidad, libertad o seguimiento que, al igual que con el resto de temas, Richard Stallman lo vincula con la disponibilidad o no de software libre.
En este caso disponer de software libre implica saber qué es lo que hace ese software que lleva instalado el aparato en cuestión. Imaginemos una cámara conectada a internet, que nos permite ver lo que sucede en casa a través de una aplicación en el móvil. Richard Stallman dijo claramente que él «nunca metería en su casa el instrumento de otro». Mientras el código de esos cacharritos no sea abierto, tú nunca tendrás certeza de qué es lo que está haciendo el software. ¿Hace sólo lo que dice que hace o hace algo más? ¿Almacena en alguna base de datos cada vez que entras y sales de tu casa? ¿Se guarda una copia de lo que sucede en tu casa?
Respecto a los coches conectados fue muy explícito, y los considera como una «amenaza para la libertad», por seguir continuamente a la persona, conocer su ubicación e incluso poder tomar el control del coche.
La verdad es que visto esto uno puede acabar paranoico, aunque hay parte de verdad en estas afirmaciones. La cuestión es que cuando adquieres algno de estos dispositivos debes fiarte mucho de la empresa que lo vende. Si no es así es mejor que no lo compres a menos que sea código abierto. Si tú no entiendes el código no pasa nada, otro habrá que lo entienda y sepa que hace lo que dice que hace.