La remodelación de los planes de estudios: a vueltas con el 3+2
El llamado «Plan Bolonia», también equiparado de manera errónea a las políticas de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, supuso para el estudiante común la aparición de unas carreras de 4 años, llamadas grado, que podían completarse con unos estudios de master de una duración de entre 1 y 2 años. Los cambios que hubo que hacer para poner esto en funcionamiento fueron importantes. Para empezar se reorganizaron todos los planes de estudio para adaptarse a este sistema. Las escuelas de ingenieros técnicos o de diplomados desaparecieron y ser reconvirtieron a otra cosa. Los colegios profesionales también se vieron envueltos en todo esto, quedando algunas de estas asociaciones profesionales en entredicho. Además, al reducirse la duración de las titulaciones superiores, surgió la necesidad de crear los llamados «másteres profesionalizantes», que daban acceso a profesiones reguladas de, por ejemplo, la ingeniería.
Actualmente, cuando casi ni ha salido a la calle la primera de las promociones de este nuevo sistema, se reabre este sistema planteando volver a una estructura 3+2. La prensa se hace eco de ello en una noticia en la que se dice que las universidades podrán elegir entre carreras de 3 ó 4 años. Esto cada vez me recuerda más a la situación que el Profesor José Ginés Mora describió hace ya nueve años en un artículo titulado: «Bolonia y la salsa boloñesa«. El debate de fondo de nuevo debería ser el de aumentar la autonomía de las instituciones, ya que como bien dice el artículo, difícilmente se pueden sacar adelante cambios tan complejos a base de decretos en un sistema en que la autonomía está totalmente dispersa.
«La cosa se complica todavía más porque el sistema funcionarial del profesorado (para entendernos, de aquí no me quita nadie), combinado con la llamada libertad de cátedra (también para entendernos, puedo hacer lo que me da la gana) convierte al sistema universitario español en una combinación de 17 comunidades autónomas, con 70 universidades autónomas y con 60.000 profesores también autónomos. ¿Alguien, en su sano juicio, piensa que se puede dirigir en cualquier dirección ese sistema a base de decretos? Sería un auténtico milagro.»
El Príncipe de Asturias para Avelino Corma:
La concesión del Premio Príncipe de Asturias al investigador de la +Universitat Politècnica de València – UPV y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas es otro de los asuntos que se cubre en la prensa, aunque no tan ampliamente como sería de desear. El suplemento cultural de el periódico +El Mundo dedica una entrevista de 3 páginas al investigador, en la que destaca la «necesidad de alcanzar ya un pacto nacional sobre la ciencia» en España. Otra entrevista interesante la encontramos en +El Periodico Mediterráneo en la que destaca como titular «la financiación a la ciencia ha de ir a más o se fugará talento».
Controversia respecto a la huelga de estudiantes:
De nuevo una huelga educativa vuelve a aparecer en los medios, en este caso de estudiantes en protesta por la aplicación de la LOMCE. La huelga la convoca a nivel nacional el Sindicato de Estudiantes, pero sin embargo no cuenta con el apoyo de otras asociaciones del sector educativo que sí lo han hecho en otras ocasiones. Mientras el +Levante EMV, noticias de Valencia y Castelló hace un tratamiento bastante aséptico del tema, el periódico +La Razón apunta a que muchos de los convocantes no tienen vinculación alguna con el sector de la educación, algo que ya indicó +EL PAÍS hace un mes . En cuanto a cifras, como siempre, la guerra está servida.
La deuda histórica:
Y otro tema recurrente que vuelve a aparecer esta semana. La deuda histórica de la Generalitat Valenciana con las universidades públicas. Parece que se ha alcanzado algún tipo de acuerdo para que la Generalitat asuma la mitad de la deuda histórica que mantiene. El objetivo es reducirla a 319 millones y abonar el resto en 8 años, es decir, una renegociación de la deuda. La noticia completa podéis consultarla haciendo click aquí.