¿El final de las suites ofimáticas?

Soy un usuario de Microsoft Word desde finales de los años 80, cuando era un programa prácticamente exclusivo de Macintosh. Recuerdo que en aquella época funciones tan sencillas como la numeración automática de hojas, los encabezados, buscar y reemplazar o las notas a pie de página junto con una interfaz agradable hacían de ese programa lo mejor. En PC era la época oscura de aplicaciones prehistóricas (desde nuestra perspectiva actual) como WordStar o WordPerfect.
El tiempo pasó y la llegada de Windows hizo que Word se convirtiese en el estándar también en PC. Microsoft siguió añadiendo más funciones. La que recuerdo con más interés es la corrección ortográfica instantánea mientras se escribe. Se añadió en la versión de Word que se presentó junto con Windows 95. Y así sucesivamente hasta construir uno de los procesadores de texto más completos de la historia: tablas, referencias cruzadas, índices, estilos, imágenes, etc. En definitiva, un sinfín de funciones que… ¡la mayoría de usuarios ni siquiera sabe que existen! Microsoft ha intentado acercar estas funciones a los usuarios con cambios importantes en la interfaz, poniendo al alcance de la vista las funciones más interesantes. Sin embargo el nivel de uso de todo aquello que supera encabezado, pie de página, estilos y tablas… sigue siendo muy bajo. Todavía recibo algún documento en el que ni se han tomado la molestia de cambiar la fuente que viene por defecto con el programa.
Apple ha sacado recientemente sus nuevas versiones de su suite ofimática: Pages, Keynote y Numbers. Unas nuevas versiones, por cierto, muy criticadas porque se han reducido considerablemente las funcionalidades disponibles en estas aplicaciones. Los conocidos como «power users» se sienten abandonados por parte de Apple. Por contra se han añadido dos temas fundamentales: la posibilidad de disponer de una réplica de la aplicación en web (no al estilo cutre de Google, sino el programa con todas sus opciones) y la compatibilidad total con las versiones de estas aplicaciones para iPhone y iPad.
¿Más funciones o integración dispositivos móviles – nube? Pues yo sinceramente me quedo con lo segundo. Microsoft Word sigue siendo un programa muy competitivo para elaborar documentos complejos, y cuando tenga que crear un documento de más de 50 páginas con gran cantidad de tablas, índices, referencias cruzadas, fórmulas matemáticas o notas a pie de página, seguiré utilizándolo. Mientras tanto le voy a dar una oportunidad a Pages.
Algunos me dirán con bastante razón que Word es un estándar de facto. Es cierto, pero no olvidemos que cualquier programa hoy día es capaz de guardar en formato Word. Recuerdo una conversación similar años atrás con +Rafel Puchades sobre +OpenOffice & LibreOffice donde yo mismo le recordaba esto. Él me decía, con gran razón, que normalmente lo que envías acaba siendo un PDF y que, en la mayor parte de las ocasiones, sólo es una persona la que está editando el documento. En cualquier caso los problemas de compatibilidad ya no tienen que ser un problema, especialmente tras la publicación de las versiones web de todos los programas. Esto quiere decir que ahora, en lugar de anexar un documento a un correo para que alguien lo revise, puedo enviarle un enlace al documento. Al hacer click en este enlace se le abrirá el documento en su navegador y podrá editarlo como si tuviese el programa instalado. Los cambios que realice me aparecerán automáticamente en mi documento.
Y lo más interesante de todo es que dispongo de versiones totalmente funcionales para el iPad, lo cual me permite ampliar muchísimo las posibilidades de la tablet como herramienta de trabajo. En fin, yo creo que todo son ventajas. Ahora toca dedicarle alguna hora para ver cómo funcionan estos programas y empezar a utilizarlos.
Volviendo al título del artículo: ¿cuánto tiempo de vida le queda a Microsoft Office como herramienta de uso general? ¿Acabarán imponiéndose las suites ofimáticas online?
¡Feliz Navidad!

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