Whatsapp es un éxito, hay que reconocerlo. «Envíame un whats» dicen muchos. El primero que me enseñó Whatsapp fue José Fos. Era un chat, como podría ser el de skype o el del messenger, que no necesitaba ningún usuario o clave, simplemente usaba tu número de teléfono. La cuestión es que el éxito ha sido espectacular. No he visto las cifras exactas, pero parece que es uno de los más utilizados, y sin duda ha sido uno de los responsables de la muerte de los SMS.
Pero Whatsapp no es el único en el panorama. Existen otras alternativas como Line o WeChat. Line, a diferencia de Whatsapp, es gratuita. No hay que pagar nada y es muy parecida a Whatsapp. Leí una entrevista a uno de los fundadores de Whatsapp y le preguntaron por qué no era gratuita la aplicación, y el tipo lo dijo muy claro: «queremos dar un servicio de calidad y cuando no pagas nada es porque el producto es el cliente». Yo no he llegado a probar el Line, la verdad. Bueno, llegué a instalármelo en el Nokia Asha 501, pero apenas lo he usado. WeChat, es otra alternativa interesante, aunque de poca utilidad para los que vivimos en estas latitudes porque su base de usuarios se encuentra sobretodo en China.
Estos sistemas tienen la característica de ser multiplataforma. Hay otros que sólo se pueden utilizar con algunas marcas. Este era el caso de BlackBerry Messenger, y digo era porque hace poco han sacado una versión para iOS y Android. Y el otro en la batalla es iMessage de Apple, que nos permite enviar mensajes entre teléfonos de la marca de la manzana. Una característica interesante de iMessage es que se sincroniza con cualquier dispositivo Apple que tengas. Por ejemplo, si yo inicio una conversación en el iPhone, puedo continuarla después en el iPad y terminarla en el ordenador. Se conserva perfectamente el histórico de los mensajes entre todos los dispositivos. Yo he usado esta característica en bastantes ocasiones y realmente es algo muy cómodo.