Llevo tiempo diciendo que el ordenador fijo, salvo para aplicaciones que requieren mucha potencia, es una herramienta del pasado. Cualquier trabajador moderno requiere movilidad, y la movilidad implica disponer de tu oficina en cualquier lugar. Hoy día existen numerosos dispositivos que nos permiten realizar cosas que antes sólo podíamos hacer en la oficina. Smartphones o tablets son los que más se han popularizado. Ya es habitual ver personas leyendo su correo electrónico mientras esperan el autobus o chateando de camino a la oficina. Esto parece normal, pero yo recuerdo que hace unos pocos años la gente podía mirarte como si fueses un tipo «peculiar» si hacías algo así. Estos dispositivos tienen muchas posibilidades, aunque es cierto que la mayor parte de las personas hacen un uso muy restringido de ellos: email, chat (whatsapp sobretodo), facebook y leer el periódico.
En cualquier caso el portátil sigue siendo el dispositivo más fiable que nos permite trabajar en prácticamente cualquier lugar. Sin embargo sigue siendo habitual encontrar en instituciones y empresas planteamientos totalmente obsoletos basados en ordenadores fijos. Estas configuraciones presuponen que una persona sólo puede desarrollar su trabajo en un sitio concreto. De aquí se derivan los problemas habituales relacionados con el excesivo celo por la «presencialidad», haciendo que otras formas de trabajo mucho más eficaces no estén al alcance de todos.
Los portátiles conviven con los modelos obsoletos bajo dos formas distintas. Una primera opción que nos encontramos, son los sitios en los que un reducido grupo de personas disponen de además de un ordenador fijo, de un portátil. Normalmente suelen ser los puestos más altos, en los que el portátil parece ser una especie de «bonus». Estos casos son fácilmente detectables porque tienen el portátil prácticamente inmaculado y cuando lo sacan todavía tienen el papel protector del teclado además de notárseles poco duchos en su uso. La segunda opción se da más en entornos corporativos, en los que los empleados disponen de un fijo y cuando necesitan un portátil tienen que solicitarlo a una especie de «servicio de préstamo de portátiles». Este servicio decide si la solicitud es pertinente y si lo considera oportuno le cede un portátil durante unos días. Normalmente es para realizar algún viaje o una presentación. Los resultados son los que son: el empleado se encuentra con una máquina prácticamente vacía en la que no tiene ninguno de los ficheros que le pueden ser de utilidad ni la configuración adecuada para leer su email o consultar su agenda.
Esto me lleva de nuevo a retomar lo que decía al principio: la movilidad es algo esencial para cualquier trabajador moderno. Y por movilidad me refiero a un aspecto bastante amplio: desde el más evidente como un viaje al extranjero hasta otros no tan evidentes como los momentos que se producen en el entorno de trabajo más próximo. Reuniones o conversaciones con colegas se convierten en momentos mucho más productivos si encima de la mesa, además de un bloc de notas, un lápiz y cara de sueño, tenemos un ordenador.
Cuando volvemos a nuestro escritorio o despacho lo que tendremos allí será simplemente un monitor, un teclado inalámbrico y un ratón inalámbrico. Sólo tendremos que conectar el portátil al monitor y a la toma de corriente y tendremos la misma configuración que de si un fijo se tratase, con la ventaja añadida de poder utilizar las dos pantallas al mismo tiempo (pantalla del portátil + monitor externo).
Existen diferentes estudios que relacionan la movilidad con el aumento de la productividad. Y recordemos que productividad no significa trabajar más horas. Eso lo puede hacer cualquiera que tenga tiempo. Productividad significa conseguir más con los mismos recursos siendo más eficiente aplicando métodos y tecnologías nuevos. Esto es lo que marca la diferencia. Haciendo click aquí podéis visitar un interesante estudio de Dell sobre este tema.