La semana pasada hice un viaje express a Berlin para participar en el Board of Directors de la Conference of European Schools for Advanced Engineering Education and Research, red que agrupa a las principales universidades de carácter investigador y de disciplinas técnicas, conocida como CESAER.
El viaje comenzó un miércoles a las 4:30 de la mañana para poder tomar un vuelo de +Air France que salía a las 7:00 del Aeropuerto de Valencia y terminó el jueves a las 23:50. Tanto madrugar porque Air France no permite el check in online para ese vuelo, con lo que tienes que ir obligatoriamente al mostrador para sacar la tarjeta de embarque. Algo que derivó en una conversación vía twitter con alguien de Air France que se excusó diciendo que al ser un vuelo de código compartido ellos no pueden proporcionar la tarjeta de embarque. Bueno, simples excusas para ocultar la incapacidad de integrar mejor los sistemas de +Air France y +Air Europa .
El vuelo hacía escala en el Aeropuerto Charles Degaulle de Paris. Sorprendentemente esta vez no tuve que recorrerme medio aeropuerto para llegar a la puerta de embarque. Un terminal funcional y con un diseño moderno. El vuelo salió puntual hacia Berlin y tuve la agradable sorpresa de volar por primera vez con una compañía que permitía utilizar aparatos electrónicos durante las fases de despegue y aterrizaje (normalmente obligan a desconectarlos durante esas fases). Un punto positivo a favor de +Air France . La siguiente sorpresa llegó cuando vi que Air France todavía tiene la sana costumbre de darle un bocadillo al pasajero sin querer cobrarle cinco euros.
El vuelo se desarrolló sin incidencias y aterricé en el Aeropuerto Tegel de Berlin. Un aeropuerto de un tamaño adecuado y muy bien conectado con la ciudad mediante autobús. En mi caso el S9 me dejó en poco más de 20 minutos en la puerta de mi hotel. En este enlace podéis consultar las conexiones del aeropuerto con la ciudad.
La agenda de la reunión comenzaba el mismo miércoles por la tarde y se organizaba en las instalaciones de la +TU Berlin , una universidad pública situada entre las 200-300 mejores del mundo según el Ranking de Shanghai . Si bien todos pensamos que Alemania nada en la abundancia, me sorprendieron dos cosas. La primera es que esta universidad ha sufrido un recorte del 50% en su presupuesto público en los últimos 10 años. La segunda es que la ciudad de Berlin se encuentra en la bancarrota, con un déficit multimillonario.
La reunión continuó desarrollándose hasta el día siguiente. Participaron colegas de otras universidades europeas como +Aalto University , +TU Delft , +Politecnico di Torino , +Universidade do Porto , +NTNU o Aalborg University. La red dispone de diferentes grupos de trabajo, algunos de ellos interesantes, como el de Open Data, que va a ser un aspecto clave en cualquier convocatoria de proyecto europeo en los próximos años. Otro aspecto clave es un mayor desarrollo de la European Research Area (ERA), un tema que lleva atascado en Bruselas desde hace 10 años pero que parece ahora vuelve a tomar un nuevo impulso que debemos liderar desde las universidades. El emprendimiento es otro aspecto determinante: fomentar el emprendimiento entre los universitarios es clave para el desarrollo de la economía del conocimiento. Todas las universidades tienen ese tema como algo prioritario. De hecho la propia CESAER organiza el próximo 16 de octubre de 2014 un seminario en Tallin sobre educación y emprendimiento tecnológico. El tema de los rankings sigue presente y especialmente los desarrollos del proyecto U-Multirank, aunque no obstante el sentimiento generalizado es que es un desarrollo complejo que va más allá de un simple ranking al estilo de los más famosos.
Respecto a la ciudad poco os puedo decir, ya que me quedó apenas una hora antes de volver a coger el autobús que me llevó al aeropuerto. Eso sí, con la cámara en mano como siempre, pude hacer alguna foto de interés que ya colgaré en Google+.
La vuelta fue de nuevo por Paris y se me ocurrió hacer alguna foto en la nocturnidad del aeropuerto. Ese momento en que la vida en los aeropuertos empieza a languidecer con la cara de fatiga de los pasajeros que esperan el último vuelo del día.