Hay cosas que no consigo entender. Lo admito. Todo empieza en un viaje que ya de por sí se planteaba complicado. Viajar a Bruselas a poco más de 20 días de los terribles atentados que sucedieron en marzo de 2016 suponía posibles complicaciones. Teníamos un billete con destino a Bruselas (Zaventem) y el regreso desde ese mismo aeropuerto. Ya había leído noticias indicando que el aeropuerto de Zaventem estaban reabriéndolo, intentando recuperar durante los próximos meses parte de su capacidad. El vuelo de ida ya tuvo alguna complicación y finalmente acabaron desviándolo a Lille (Francia). Aun así despegó y aterrizó en la hora prevista salvo que tuvimos que tomar un transporte desde Lille a Bruselas que duró casi dos horas. Por cierto, en Lille vi algo que hacía años que no pasaba en Europa: tuvimos que pasar el control de fronteras.
La vuelta por Zaventem ya nos habían advertido de la dificultad para llegar al aeropuerto. Parece que habían tomado la decisión de restringir el acceso al aeropuerto exclusivamente a taxis y realizar un control de cada uno de los coches que accedían al recinto del aeropuerto. Terminamos las reuniones que teníamos previstas por la mañana y, con 6 horas de antelación respecto a la salida del vuelo nos fuimos camino del aeropuerto. La llegad al aeródromo costó menos de lo previsto, pero era cierto que era necesario salir con mucha antelación.
La llegada al aeropuerto ya fue extraña. El taxi no te deja en una zona de llegadas más o menos visible. Esa zona fue precisamente la más afectada por el atentado. El conductor nos dejó en una de las plantas del parking.
Después de realizar un recorrido bastante sinuoso siguiendo la señal «Departures»
Pasado esto llegas a una zona donde te encuentras una carpa desde la que están realizando el checkin y diversos controles de seguridad. Esto último es interesante, porque además del habitual control de seguridad antes de acceder a la zona de embarque, había un control de seguridad adicional antes de entrar en esta carpa.
Sigues caminando y, tras cruzarte entre otras cosas con un alambre de espinos, acabas llegando a otra carpa desde la que se realiza el check in de las diferentes aerolíneas que operan.
Una vez realizas el check in y tienes las tarjetas de embarque vuelves a pasar un control de acceso y comienza otro periplo por unas escaleras de algo así como una zona en obras que acaba llevándote por fin a lo que es el edificio terminal en el que, de nuevo, pasarás otro control de seguridad.
Hasta aquí la situación termina bien, acabamos entrando en la terminal sobre las 15:00 y comemos en el propio aeropuerto esperando que salga el vuelo a las 19:00. Es interesante destacar que, observando los paneles de información, el aeropuerto estaba operando dando salida a sólo 10 vuelos por hora. Nuestro vuelo aparecía en pantalla y nos vamos a comer. Después de comer y hacer algo de tiempo nos acercamos a la zona de las pantallas y observamos mucha gente mirando y algunas colas que empiezan a formarse alrededor de los mostradores. Nuestro vuelo, junto con otros vuelos, cancelado y sin más información.
Como es de esperar comienzas a indagar, preguntas a unos y a otros y personal del aeropuerto indica que es necesario volver a salir (a la zona en la que nos dejó el taxi) y volver a pasar los diferentes controles hasta llegar al mostrador de Iberia que estaba en la carpa. Esto nos lleva bastante tiempo. Fue de agradecer que el aeropuerto pusiese mucho personal de tierra a lo largo del recorrido para ir informando a los despistados pasajeros. Durante la salida a la calle para acceder al parking y así llegar a la carpa observas que hay numerosos coches del ejército, militares armados hasta los dientes y una extraña sensación en el ambiente. A medida que avanzas te van diciendo otros pasajeros que parece que el aeropuerto está totalmente cerrado y que ningún coche puede acceder de fuera. Al principio dicen que han detectado algo sospechoso, más adelante hablan de un paquete bomba y finalmente un coche bomba o coche sospechoso que obliga a bloquear el aeropuerto hasta que la situación se aclare.
Imaginaros la situación que está viviendo el aeropuerto, tomado por el ejército, con los niveles de seguridad al máximo, instalaciones provisionales para poder ir retomando la actividad normal, todo el personal volcado para intentar hacer funcionar todo… Y, cuando finalmente preguntas por el motivo de tu vuelo cancelado (junto con muchos otros) es cuando se te queda la cara de sorpresa y aparecen esas cosas que digo que «no logro entender». El personal del aeropuerto te mira con cara de situación y te dice… «es que los controladores aéreos han hecho huelga«.
¿Cómo puede suceder algo así? De verdad, es algo increíble. Unas personas que tienen un salario base de 6.800€ al mes en una situación así deciden hacer huelga. ¿Es así como se tienen que negociar las cosas? ¿Se tiene que aprovechar un momento así para demostrar una posición de fuerza? Sinceramente me parece inmoral.
