Mi primera dirección de correo electrónico la tuve en el año 1994 a raíz de una beca que tuve en la Universidad Politécnica de Valencia. De ahí salió «cripoll», algo que me ha ido acompañando desde entonces. En aquel entonces todavía no se habían popularizado los servicios webmail tipo Hotmail (apareció en el año 1996) y mucho menos gMail que fue mucho más tardío (no se lanzó hasta el año 2004). Estuve utilizando esa dirección como único email durante más de 10 años. Esto quiere decir que lo utilicé, además de para las comunicaciones habituales, para darme de alta en distintos sitios web.
Llegado el año 2005 me di de alta una dirección de gMail. Me pareció un servicio considerablemente mejor que el que manejaba hasta ahora por la posibilidad de tener un almacenamiento casi infinito para mis correos. Incluso observé que había gente que utilizaba su dirección de gMail como email de trabajo, lo cual me hizo plantearme a mi mismo usarlo también en ese sentido. Era una opción que al principio parecía algo «cool», pero a medida que el servicio de gMail se fue popularizando generaba algunos conflictos a la hora de poder identificarte con la organización en la que trabajas. Afortunadamente el servicio de gMail se actualizó y aparecieron los alias, el «enviar correo como» y la lectura automática de otros buzones. Esto permitió centralizar todo el email en el buzón de gMail y, desde ahí, poder responder con múltiples identidades manteniendo la integridad de un único buzón.
gMail como herramienta perfecta
En ese momento te ves totalmente poseído por el espíritu de gMail como herramienta perfecta, y comienzas a utilizar esa dirección como tu identidad en internet. La usas para cualquier sitio en el que te das de alta, para comunicaciones personales e incluso, en algunos casos, para comunicaciones de trabajo.
¿Cuál es el resultado de esa política? Es cierto que el cometido de mantener único buzón de email lo cumple a la perfección, pero aparecen algunas desventajas que hay que valorar. El principal problema es el SPAM. Comienzas a recibir multitud de promociones, SPAM, phishing, SCAM, y todas sus variantes. Cada sitio en el que te has dado de alta es probable que comparta su base de datos con otros sitios (al pulsar «acepto las condiciones del servicio» lo estarás aceptando) además de los posibles robos de bases de datos que pueda haber por ahí. Boletines, newsletters, promociones, etc. Todo eso te llega al buzón junto con los emails que realmente importan. El problema es que esto sucede con la identidad UPV que utilicé durante más de 10 años de manera única, como con la de gMail, que fue también dirección de email única durante casi 10 años más. Intentas solventar esto a base de multitud de filtros de gMail, pero a pesar de eso todos los días llegan decenas que sino cientos de emails que no tienen ninguna relevancia.
Posteriormente comienzan a ponerse en evidencia las políticas agresivas de Google respecto al tratamiento de la información que hay en tus emails. Admite que lee el email para proporcionarte información relevante. Bueno, esto lo hace cualquier sistema anti spam. Posteriormente añade que va a vincular esa información con el resto de servicios de Google que puedas estar utilizando… Ya no parece tan interesante entonces.
Además siempre tienes el riesgo que cualquiera se dé de alta en gMail con tu nombre y apellidos y empiece a mandar emails como si fueses tú aprovechando que sueles enviar correos usando el dominio de gMail.
Además se añade el peligro de concentrar en un único sitio toda tu información personan. El email almacena información valiosísima. Incluso la persona más precavida puede acabar cayendo en algún caso de phishing y perder su acceso a la cuenta de correo electrónico, con los problemas que todo ello puede generar. Ya lo dice el dicho: no pongas todos los huevos en la misma cesta.
¿Qué hago ahora?
Desde hace ya más de un año dejé de utilizar gMail como servicio de correo principal. Esto quiere decir que ya no tengo correo redireccionado desde la cuenta de trabajo a la cuenta de gMail. Cuando leo el correo de trabajo lo leo directamente contra el servidor del trabajo. La principal ventaja es que ahora el spam se ha reducido, porque sólo recibo el spam asociado con esa cuenta. Es mucho más manejable que antes. Por otro lado tengo algunos inconvenientes. El primero de ello es que el espacio disponible en el servidor de trabajo es mucho menor que el de gMail, con lo que con cierta frecuencia (varias veces al año) tengo que descargar los mensajes del servidor y guardarlos en local. Para ello utilizo un filtro en el lector de correo que me localiza emails que tienen más de dos meses, los selecciona y los archiva en local.e
Ahora vienen las comunicaciones personales. ¿Qué son las comunicaciones personales para mi? Aquellos mensajes que mando a otra persona y que no implican ninguna relación comercial. Es decir, mi correo personal no lo doy si me piden un email en MediaMarkt, pero sí lo uso para mandarle un email a un amigo. Para ello utilizo el email de Apple que, al menos eso es lo que dicen, no leen tus correos y se preocupan por la privacidad.
Respecto a las comunicaciones comerciales utilizo otra dirección de email específica. Esta es la dirección que utilizo en Amazon, al hacer la reserva de un hotel, al comprar un billete de avión, etc. Esto es útil porque, normalmente, además de la información que te interesa después te inundan con promociones, boletines y cosas similares. Para esto uso la posibilidad del correo de iCloud de generar un alias. Un alias es otro nombre de correo para el mismo buzón. Es decir, tú puedes tener un sólo buzón de correo electrónico pero varias direcciones asociadas a ese buzón. Los emails entran en iCloud y directamente se almacenan en la carpeta Compras.
Después tengo otro alias para los correos electrónico de las redes sociales y otro más para darte de alta en aplicaciones (dropbox por ejemplo) que llegan automáticamente a la carpeta correspondiente.
Usa direcciones de correo temporales si no quieres dejar huella
Este tema me lo comentó un amigo por Facebook tras ver el post. Se trata de utilizar un servicio de direcciones temporales que te reenvía el correo a tu dirección real. Básicamente te genera una dirección de correo electrónico que tine una vida limitada (3h, 6h, 12h, 24h…). Al dar de alta esa dirección le dices al sistema cuál es la dirección de email a la que quieres redirigir el correo que te envíen. Con esto cuando te des de alta en un sitio en el que no quieras dejar huella pondrás la dirección temporal. Después te mandarán un email de confirmación que llegará a tu dirección temporal y que esta a su vez lo reenvía a tu cuenta de correo real. Confirmas y ya está. Así el proveedor del servicio nunca sabrá tu dirección real. Aquí tienes el enlace a Melt Mail, uno de los proveedores de este servicio.
Conclusión
Con este sistema reduces el spam que te llega y manejas mejor los flujos de correo de tus diferentes identidades en internet. Además aumentas la seguridad porque si roban direcciones de email de alguno de los servicios en los que estás dado de alta. Como mínimo es recomendable tener una dirección de email específica para darte de alta en sitios web, aplicaciones o realizar compras. Con eso reduciréis considerablemente la cantidad de correo no deseado que os llega.