¿Quién no recuerda la foto de Steve Jobs sacando de un sobre el primer Macbook Air? Hombre, portátiles finos había, pero este fue el primero que inició una nueva categoría de ultraportátiles. ¿Cómo podemos definir un ultraportátil? Normalmente es un aparato de menos de 1 kg, muy fino y con todas las funciones de un ordenador portátil tradicional. Se han desarrollado especialmente con el avance de tecnologías relacionadas con las pantallas o los chips de memoria. Claro, ya no es necesario reservar un espacio de algo más de 1 cm de alto para colocar el disco duro. Basta con colocar unos cuantos chips soldados a la placa base. Un buen avance, la verdad.
Irrumpen después las tablets. Primero el iPad y después el Microsoft Surface. Dos conceptos diferentes. El primero con un sistema operativo específico para ordenadores táctiles y el segundo apuesta por proporcionar la experiencia de un portátil en una tablet. De hecho Microsoft decía que la tablet no era más que un factor de forma distinto para un portátil. No pensaba en las tablet como una categoría nueva de producto. Así
Los años han pasado y Microsoft va ya por su Surface 4 y Apple ha sacado el iPad Pro. Realmente el concepto de ambas máquinas es un tanto distinto. Surface siempre quiso ser un sustituto del ordenador portátil. Una especie de todo en uno. Microsoft nunca quiso entrar en el juego de hacer algo diferente para movilidad. Windows es uno y así debía mantenerse. Por eso hereda prácticamente todo lo que hace windows, salvo que las implementaciones táctiles de Windows 8 fueron un tanto desastrosas. No resolvían bien las necesidades de un usuario de escritorio que manejaba un ratón pero tampoco lo hacían bien con alguien que manejase una tablet. Las ventas de Surface nunca llegaron a ser gran cosa, y menos si pensamos en la Surface RT.
Apple seguía su política de mantener dos plataformas distintas: una para «pequeños dispositivos móviles» y otra para ordenadores tradicionales. Defendía que una tablet era algo distinto. Que se suponía que era para hacer gran parte de las cosas que harías con tu propio ordenador pero, además, para hacer cosas diferentes que nunca harías con tu ordenador. No obstante había una demanda real de hacer algunas cosas del «viejo trabajo» en la tablet, y prueba de ello ha sido la proliferación de fundas de todo tipo para iPad. Algunas incluso tenían el acabado de un portátil. Llegados a ese punto yo lo tendría claro: cómprate un portátil.
Bueno, está claro que Microsoft ha mantenido una línea clara de trabajo y ha ido perfeccionando su producto Surface y, hay que reconocer, que el resultado no está mal. Sin embargo Apple se descuelga ahora sacando un iPad pro, con un teclado que se parece un montón al de Surface y con algo que dice que nunca usaría: un stylus. En fin, puede que tenga sentido. De hecho el hardware que lleva es superpotente y podría equipararse fácilmente al de un ultraportátil. Pero… ¿dónde está el sistema de ficheros? Para los profanos: ¿cómo accedo a la carpeta «Mis documentos» y guardo ese informe tan importante en el que estoy trabajando? Y más aún,¿ por qué no puedo acceder a esos documentos a menos que esté conectado a internet? Sin duda es un aparato útil, no tengo claro que aporte gran cosa respecto a un iPad Air convencional, y es cierto que iOS está cada vez más perfeccionado.
Volviendo al inicio de este artículo, ¿será el final de los ultraportátiles? Pienso que sí y que poco a poco este tipo de tablets irán desplazando a esos ultraportátiles. Hay que estar preparados porque el cambio está ahí.
Os dejo aquí unas fotos que hice recientemente en un Apple Store de Londres.